jueves, 30 de agosto de 2012

******Extracto del Libro MEDITACIÓN*** MENTE Y CORAZÓN***YOMNICH Ris***






Hay dos caminos. 

 Uno es el de la mente; otro el del corazón. 

El camino del corazón es un atajo.  Si vamos por el camino de la mente dudaremos a menudo.  Dudaremos de nuestra propia aspiración, dudaremos de nuestras
propias experiencias, de nuestro propio sentimiento de Dios.  En este
momento amamos a Dios, y al momento siguiente tal vez no le amamos porque no ha
colmado nuestros deseos.  En el camino de la mente, estamos siempre
contradiciendo nuestros propios pensamientos.  Ahora decimos que el sendero
es muy bueno y que estamos progresando; al momento siguiente, cuando nuestros
deseos no se cumplen y las dudas entran en nosotros, nuestro progreso se
detiene.


El otro camino es el del corazón.
Una vez que amamos a Dios, nos arrojamos en el mar de la Paz y  la Luz . Como una gota que cae en el poderoso océano, sentimos que nos hemos convertido en el
océano mismo.  Si empleamos la mente, esta dudará en seguida: “Seré
destruido en este océano inmenso”.  Pero el corazón dirá: “No.  Voy a
lanzarme.  Si salto, no estaré perdido, sino que me volveré
Infinito”.  El corazón es un niño, y un niño tiene siempre fe en sus
padres.  Si tenemos un Maestro, tendremos fe en él, y también tendremos fe
en Dios, ya que Dios siempre estará haciendo lo mejor para nosotros.  Esto
es lo que sentimos cuando seguimos el camino del corazón.  El camino del
corazón es el más corto.


Hay muchas razones por las que hablo de situarnos en el corazón y no en la mente.  El corazón sabe como identificarse con lo más elevado, con lo más lejano, con lo
más profundo.  En el caso de la mente no ocurre así.  La mente
intenta identificarse con un objeto, con una persona, con algo limitado.
Pero esta identificación no es pura o completa.  Cuando la mente intenta
identificarse mira el objeto con un ojo de vacilación, cuando no de auténtica
sospecha.  Pero cuando el corazón quiere identificarse con algo o con
alguien, utiliza el sentimiento de amor y unicidad.  Cuando el corazón
quiere ver algo, lo ve sin reservas.  Cuando la mente quiere ver algo,
intenta demorar y separar.  El corazón simplifica; la mente
complica.  La mente, de manera inconsciente, obtiene placer en cosas
complicadas y confusas, pero el corazón obtiene alegría de las cosas sencillas.


La mente humana, física, terrenal, está ahora mismo a nuestra disposición.  Pero la mente superior, la sobremente, la mente intuitiva o la supermente, no están a
nuestra disposición en este momento.  En nuestra vida cotidiana utilizamos
la mente física terrenal, que está siempre contradiciéndose.  Por
desgracia, apenas usamos el corazón, que es todo amor, todo simpatía y
atención, todo pureza y armonía, todo unicidad.


¿Por qué hablo de prestar más atención al corazón y menos a la mente?  Porque el corazón expande.  El alma representa nuestra iluminación, y es dentro del corazón
donde reside el alma.  En la vida espiritual nuestro tesoro es el alma.
Sólo con la ayuda del alma podemos progresar del modo más rápido en la vida
interior, y sólo meditando en nuestro corazón podemos conectar con el
alma.  Todos los caminos conducen a la Meta, pero hay uno en particular que nos llevará
allí más rápido que los otros.


No estoy hablando del corazón humano, el corazón físico, que sólo es un órgano más, ni del corazón emocional, que en realidad es el ser vital.  Estoy hablando
del corazón puro, el corazón espiritual.  Algunos maestros espirituales
dicen que el corazón espiritual está en el centro del pecho; otros dicen que
está situado un poco a la derecha; algunos dicen que a la izquierda.
Incluso hay un profesor espiritual que dice que el corazón está un poco más
arriba de las cejas, en el lugar que llamamos tercer ojo.  ¿Cómo puede
decir eso un Maestro?  Pues porque el tercer ojo iluminado es luz, y el
corazón iluminado es también todo luz.  Pero de acuerdo a mi propia
realización, el corazón espiritual se encuentra en el centro del pecho, en el
centro de nuestra existencia.


El corazón es como el comandante en jefe, mientras que el alma es el rey.  Cuando el alma viene a la existencia, su primer interés es iluminar el corazón.
Cuando el alma se separa del cuerpo, automáticamente el comandante en jefe
pierde todo su poder.  El corazón quiere estar con su rey.  No quiere
unirse a otro rey o a otro ejército.  En el mundo externo, nuestros amigos
pueden defraudarnos; pero en el caso del alma y el corazón, su intimidad es más
que estrecha.  Nuestra parte física, a veces no escucha al alma.
Nuestro ser vital y nuestra mente pueden ignorarla también.  Pero el
corazón es siempre fiel al alma.  El corazón también sabe como
identificarse con otros corazones.  Una madre no tiene que demostrar el
amor a su hijo diciendo ‘te quiero, te quiero’, porque la identificación de la
madre con el hijo, hace que este se sienta amado.  El corazón verdadero no
necesita convencer; tiene el poder de la unicidad.

Respuestas a esta discusión

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gracias gracias por recordarmelo gracias
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Precioso.gracias por compartir.Besos y abrazos.
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Ciertamente Susy, si hacemos girar nuestra vida, sus acciones, deseos, pensamientos, todo alrededor de la conciencia del corazón, todo lo demás cae por su propio peso. No podríamos jamás poner en práctica el amor incondicional, la compasión, el perdón....actuando desde la mente. La mente nos induce al interés propio, al apego, al egocentrismo. Nuestro corazón en sintonía con el alma, que es la esencia del mismo Creador, nos permite liberarnos de todas las máscaras del condicionamiento y actuar libres y entender nuestro verdadero origen para emprender el camino de regreso a nuestra fuente. mil gracias . Namasté
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el atajo es el camino. Gracias. Namaste
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PRECIOSO TEXTO, GRACIAS POR TU APORTE.. ABRAZOS DE LUZ DE RITA MARLENE MEDINA.

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