viernes, 31 de agosto de 2012

*** La VueLta a casa: El reGreso a Sí mIsma***CAP. 9***MuJeres QUE coRRen con loBos***PINKOLA ESTES***



Hay un tiempo humano y un tiempo salvaje. Cuando yo era pequeña en los bosques del norte, antes de aprender que el año tenía cuatro estaciones, yo creía que tenía varias docenas: el tiempo de las tormentas nocturnas, el
tiempo de los relámpagos, el tiempo de las hogueras en los bosques, el tiempo
de la sangre en la nieve, los tiempos de los árboles de hielo, de los árboles
inclinados, de los árboles que lloran, de los árboles que brillan, de los
árboles del pan, de los árboles que sólo agitan las copas y el tiempo de los
árboles que sueltan a sus hijitos. Me encantaban las estaciones de la nieve que
brilla como los diamantes, de la nieve que exhala vapor, de la nieve que cruje
e incluso de la nieve sucia y de la nieve tan dura como las piedras, pues todas
ellas anunciaban la llegada de la estación de las flores que brotaban en la
orilla del río.

Las estaciones eran como unos importantes y sagrados invitados Y todas ellas enviaban a sus heraldos: las piñas abiertas, las piñas cerradas, el olor de la
podredumbre de las hojas, el olor de la inminencia de la lluvia, el cabello
crujiente, el cabello lacio, el cabello enmarañado, las puertas abiertas, las
puertas cerradas, las puertas que no se cierran ni a la de tres, los cristales
de las ventanas cubiertas de amarillo polen, los cristales de las ventanas
salpicados de resina de árboles. Nuestra piel también tenía sus ciclos: reseca,
sudorosa, áspera, quemada por el sol, suave.

La psique y el alma de las mujeres también tienen sus propios ciclos y estaciones de actividad y soledad, de correr y quedarse en un sitio, de participación y
exclusión, de búsqueda y descanso, de creación e incubación, de pertenencia al
mundo y de regreso al lugar del alma. Cuando somos niñas y jovencitas la
naturaleza instintiva observa todas estas fases y ciclos. Permanece como en
suspenso muy cerca de nosotras y nuestros estados de conciencia y actividad se
producen a los intervalos que nosotras consideramos oportunos.

Los niños son la naturaleza salvaje y, sin necesidad de que nadie se lo diga, se preparan para la venida de todas estas estaciones, las saludan, viven con ellas y
conservan recuerdos de aquellos tiempos para grabarlos en su memoria: la hoja
carmesí del diccionario; los collares de semillas de arce plateado; las bolas
de nieve en la despensa; la piedra, el hueso, el palo o la vaina especial;
aquel caparazón de molusco tan curioso; la cinta del entierro del pájaro; un
diario de los olores de aquella época; el corazón sereno; la sangre ardiente y
todas las imágenes de sus mentes.

Antaño vivíamos todos estos ciclos y estas estaciones año tras año y ellos vivían en nosotras. Nos calmaban, bailaban con nosotras, nos sacudían, nos
tranquilizaban, nos hacían aprender como criaturas que éramos. Formaban parte
de la piel de nuestras almas —una piel que nos envolvía y envolvía también el
mundo salvaje y natural—, por lo menos hasta que nos dijeron que, en realidad,
el año sólo tenía cuatro estaciones y las mujeres sólo tenían tres, la
infancia, la edad adulta y la madurez. Y eso era todo.....

Pero no podemos caminar como unas sonámbulas, envueltas en esta endeble y descuidada mentira, pues ello da lugar a que las mujeres se desvíen de sus ciclos
naturales y espirituales y sufran sequedad, cansancio y añoranza. Es mucho
mejor regresar con regularidad a nuestros singulares ciclos espirituales, a
todos y cada uno de ellos. El siguiente cuento se puede considerar un
comentario acerca del más importante de los ciclos femeninos, el del regreso a
casa, a la casa salvaje, a la casa del alma.

En todo el mundo se narran relatos de criaturas misteriosamente emparentadas con los seres humanos, pues representan un arquetipo, una ciencia universal acerca de
la cuestión del alma. A veces los cuentos de hadas y los relatos populares
nacen de la conciencia de lugar, concretamente de los lugares espirituales.
Este cuento se suele narrar en los fríos países del norte, en cualquier país
donde haya mares helados. Circulan distintas versiones entre los celtas, los
escoceses, las tribus del noroeste de Norteamérica y entre los siberianos e
islandeses. Su título suele ser “La doncella Foca” o “Selkie—o, Pamrauk“, es decir, Foquita;
Eyalirtaq“, Carne
de Foca. Esta Versión especialmente literaria que escribí para mis pacientes y
para su uso en las representaciones teatrales la he titulado “Piel de foca,
piel del alma”. El cuento gira en torno al lugar de donde procedemos, a aquello
de lo que estamos hechas y a la necesidad de que todas utilicemos nuestro
instinto con regularidad para poder encontrar el camino de vuelta a casa (1).......



..............Sabemos que la piel se puede perder por culpa de un amor devastador y equivocado, pero también se puede perder con un amor profundo y acertado. El robo de la piel de
nuestras almas no se debe exactamente a la adecuación o inadecuación de una
persona o cosa sino al coste que estas cosas tienen para nosotras. Es lo que
nos cuesta en tiempo, energía, observación, atención, vigilancia, estímulo,
instrucción, enseñanza, adiestramiento. Estos movimientos de la psique son como
reintegros en efectivo de la caja de ahorros de la psique. Pero no se trata de
estos cuantiosos reintegros en efectivo en sí mismos, pues éstos son una parte
importante del toma y daca de la vida. La causa de la pérdida de la piel y del
debilitamiento de nuestros más agudos instintos es el hecho de tener la cuenta
al descubierto. La falta de nuevos depósitos de energía, conocimientos,
reconocimiento, ideas y emoción es la causa de que una mujer se sienta morir
psíquicamente..........





Si no acudimos cuando es el momento, el alma vendrá a buscarnos, tal como vemos en estos versos de un poema titulado “La mujer que vive en el fondo del lago”.

…una noche

se oye un latido en la puerta.

Fuera, una mujer en la niebla

con cabellos de ramas y vestido de hierbas,

chorreando verde agua del lago.

Dice: “Soy tú

y vengo de muy lejos.

Ven conmigo, quiero mostrarte una cosa …”

Da media vuelta para marcharse, se le abre la capa.

De pronto, una luz dorada… una luz dorada

por todas partes… (8)..........




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Respuestas a esta discusión

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Ay mi princesa, esto te quedó bellísimo!!!!! Mil gracias. Es inspirador... es el decirte, "SÉ UN NIÑO DE NUEVO PARA CORRER INOCENTEMENTE AL REGAZO DE TU PADRE" Y aún cuando nunca te bañes en el mismo río, pues las circunstancias y tu misma, cambias constantemente, es sumamente emocionante adentrarnos en el mar interior de nuestra alma, donde el AMOR es la barca que te guía, donde el PERDÓN del pasado es la clave para amarte y vivir el PRESENTE. Que la luz del Eterno siga brillando en ti, sobre ti y fuera de ti. Namasté

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