domingo, 4 de noviembre de 2018

Embrujo de Mujer



La Mujer resulta natural-mente, Cuerpo, Corazón y Espíritu atractiva, salvaje y sensual porque está en su Naturaleza Humana, Divina y Animal.
Ella es indomable, rebelde y transgresora porque enarbola la bandera del Amor y la Libertad.
Su vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad sino de una profunda Fortaleza que la dota de una gran Sensibilidad.
Sabe transmitir en Silencio la madurez y la sabiduría de la experiencia: la riqueza de una vida intensa y llena de vivencias; de heridas y placeres, de espinas y de rosas, de palos y laureles.
Una Mujer como tú, que ha tenido que luchar y esforzarse de verdad; que ha sudado, sangrado y sufrido para lograr domar su voluntad y conquistarse a sí misma hasta alcanzar la independencia y la estabilidad tanto laboral como personal.
Tú, Diosa, de igual a igual, que al tratar de controlar el Fuego y la Pasión por la Vida, la Vida en rebeldía se enciende y apasiona todavía más.
Tú, Bruja, que suscitas un irresistible perfume de conocimiento y una fuente inagotable de misterios, hechizos y encanta-mientos...
Tú, Musa, que desatas la Creatividad y la Inspiración del Hombre que se ha gestado en tu Sagrado Vientre.
Tú, Hembra, que aún conservas la Pureza, la Nobleza y la Inocencia de los Animales y aún en tu fiereza, cuando sacas las garras y los colmillos, sólo lo haces por Amor.
Tú, Sacerdotisa, ¿qué Hombre no querría bañarse en tus Aguas puras y cristalinas si tu Ser exhala Belleza, Fragancia y Vida como una Rosa en el Desierto y un Manantial de Poesía?
Cada vez que flaquées, recuerda a tus Ancestras. Ellas siempre te sostienen.
Cada vez que dudes de quién eres, sólo recuerda lo que eres, Diosa: Madre de la Vida.
Cada vez que olvides cuánto vales, mírate al espejo, Mujer. Adéntrate en tus ojos y reconoce tu Poder.
Cada vez que tengas miedo, no temas. Ama con Pasión y que el Fuego del Amor queme todos tus miedos.
Cada vez que un Hombre te hiera, no te culpes, no te doblegues, no te rebajes a su nivel. Recuerda que quien hiere es porque teme. Y quien teme no está a la altura de todo el Amor que mereces. No olvides que a él también le hirió una Mujer y ambos os estáis ayudando a reconocer vuestras heridas para sanar e iluminar vuestro Corazón.
Por eso, Mujer: Madre, Amiga, Amante, Hermana y Compañera, te dedico estas palabras que brotan de la Gran Verdad de mis entrañas. Y te digo a ti, que sientes la Alabanza de este Corazón malherido, que no estás sola y nunca lo estarás. Que las Estrellas nunca dejan de brillar aunque muchas veces no las podamos apreciar. Y que si no ven tu Belleza, no es porque no la tengas. Es porque no todo el mundo es capaz de verla.
Recuerda: TÚ ERES LA RAZÓN DE LA EXISTENCIA.
Nayun Al Masir


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