Imagina una mujer que cree que es correcto y bueno que ella
sea mujer. Una mujer que honra su experiencia y cuenta sus historias. Que no
acepta cargar con los pecados de otros en su cuerpo y su vida.
Imagina una mujer que cree que ella es buena. Una mujer que
confía en sí misma y se respeta. Que escucha sus necesidades y deseos y los
abraza con ternura y gracia.
Imagina una mujer que ha reconocido la influencia del pasado
en el presente. Una mujer que ha recorrido su pasado. Que ha sanado en el
presente.
Imagina una mujer autora de su propia vida. Una mujer que
inicia, se esfuerza y se mueve en su propio nombre. Que no acepta rendirse,
excepto a su Ser más verdadero y a su voz más sabia.
Imagina una mujer que nombra a sus propios dioses. Una mujer
que imagina la divinidad a su imagen y semejanza. Que diseña su propia
espiritualidad y permite que ella le informe su vida diaria.
Imagina una mujer enamorada de su propio cuerpo. Una mujer
que cree que su cuerpo es suficiente, tal como es. Que celebra su cuerpo y sus
ritmos y ciclos como un recurso exquisito.
Imagina una mujer que honra el rostro de la Diosa en su
propio rostro cambiante. Una mujer que celebra la acumulación de sus años y su
sabiduría. Que se niega a usar una preciosa energía ocultando los cambios en su
cuerpo y en su vida.
Imagina una mujer que valora a las mujeres en su vida. Una
mujer que se sienta en círculos de mujeres. Que le recuerdan la verdad sobre sí
misma cuando ella olvida.
Imagínate a ti misma como esa mujer.”
Tomado de
Imagine a Woman in Love with Herself, by Patricia Lynn Reilly, M. Div., (c)
1995