jueves, 30 de agosto de 2012

5 SACERDOTISAS


 


 LAS VESTALES 
       En culturas que precedieron a la nuestra, mujeres sacerdotisas ocuparon un lugar destacado dentro del ámbito religioso y social.
      En Roma, desde los tiempos de la Monarquía (550 años a.C.), las Vestales mantenía vivo el Fuego Sagrado de Vesta. Perduró hasta que en el año 391 d.C. el emperador Teodosio decretara que todo culto y rituales paganos quedaban prohibidos. Tras este decreto, el templo de Vesta fue cerrado y la Llama Sagrada extinta.

      Vesta era la diosa del fuego y la chimenea familiar, pero se fue convirtiendo, gradualmente, en la diosa protectora de Roma y su llama sagrada representaba y aseguraba el bienestar del estado. La diosa era representada en la forma de una mujer de gran belleza que sostenía en una mano una antorcha y en la otra un cuenco votivo. Cortejada por Apolo y Neptuno, prefirió permanecer pura y virgen.

      Las sacerdotisas de Vesta eran las encargadas de mantener vivo el fuego de la Ciudad. El fuego sólo se apagaba intencionadamente una vez al año (el último día de febrero) para ser renovado el primer día de marzo, que para los romanos era el comienzo del año. Si la llama se apagaba en cualquier otro momento era considerado como vaticinio de tragedias graves para la sociedad.

      El historiador Plutarco nos dice que las Vestales fueron instituidas por Numa Pompilio, segundo rey de Roma, en el siglo VII a.C. En los tiempos de la Monarquía era el rey quien escogía a las Vestales entre las niñas más perfectas de la aristocracia. En tiempos de la República, la elección era según el criterio del Pontífice Máximo. La elección se hacía entre niñas de 6 a 10 años en perfecta condición física y cuyas familias vivieran en Italia. Se elegía una nueva Vestal cuando se abría una vacante. Se seleccionaba a 20 niñas y entre ellas el Pontífice Máximo elegía una diciéndola: “A fin de celebrar los ritos sagrados que la regla prescribe que celebre una Vestal para el pueblo romano y los Quirites, en cuanto candidata elegida según la más pura de las leyes, es a ti a quien escojo para ello, Amada, como sacerdotisa Vestal.”
 


       El número de Vestales se fue incrementando a lo largo del tiempo. En un principio fueron dos, luego cuatro, y posteriormente seis o siete. La Vestal permanecía 30 años al servicio de la diosa. Los primeros diez eran estudiantes (discípulas). Aprendían a desempeñar sus tareas. Los diez segundos cuidaban la llama y participaban en ceremonias de importancia. Los diez últimos, eran como maestras de las jóvenes discípulas. Pasado este tiempo, podían dejar el templo y buscar un hombre y casarse si lo deseaban.

      Pero generalmente no solía ser así y permanecían al servicio de la diosa pues tenían grandes privilegios como obtener lugares preferentes en los actos públicos (juegos, obras teatrales), poder testificar ante la justicia, redactar testamento, disponer de sus propios bienes y ser invitadas a fastuosos banquetes.
      Su vestimenta reflejaba su alto grado social. Llevaban túnicas de fino lino blanco adornadas con una orla púrpura. También llevaban “vitta”, una especie de vincha*, y un peinado característico de 6 trenzas, como las mujeres casadas.
      Tenían voto de castidad, y de no cumplirlo, eran severamente castigadas. En tiempos del rey Numa Pompilio se estableció como castigo a la ruptura de los votos que la Vestal fuera dilapidada. Posteriormente, durante el reinado de Tarquinio, se cambió el castigo por otro sumamente severo. En primer lugar se le retiraban los símbolos de su status: las vestimentas de sacerdotisa, la “vitta”… Después, se le ataban las manos y se la ponía un sudario. En una litera era exhibida en una procesión por el Foro, como si se tratara de su funeral, y al llegar al Campus Sceleratus, el Pontífice Máximo la conducía frente a una escalera que descendía hasta la cripta donde era encerrada. Allí, enterrada en vida, moriría lentamente. Estos severos castigos pocas veces fueron aplicados. Sólo se sabe de 22 vestales (en 1000 años) que fueron castigadas por romper sus votos.

      La Vestal de mayor importancia era la Vestal Máxima o Virgo Maxima. Su tarea principal era la de participar y presenciar en el Colegio de Pontífices.

 
      Como ya hemos mencionado, la tarea más importante de una Vestal era el mantenimiento y cuidado de la Llama Sagrada en el altar de Vesta. Pero también debían presidir varias ceremonias religiosas;  purificar la Tierra del templo, lo cual llevaban a cabo con agua natural sacada de la fuete dedicada a la ninfa Egeria. Para ello utilizaban una vasija especial llamada “futile”, de boca ancha y de fondo apuntado que no se sujetaba en pie una vez llena. Así mismo, estaban encargadas del cuidado de ciertas reliquias de carácter religioso (Paladium) y el cuidado de documentos estatales.

La Vestalia
      Entre el 7 y 15 de junio se celebraban estos festejos en honor de Vesta. Era la única ocasión durante el año en que otras personas, a parte de las Vestales, podían ingresar en el templo a Vesta.
Se preparaba la “Mola Salsa”, harina salada utilizada como ofrenda en varias festividades sagradas del calendario romano. Se hacía con ella una especie de torta no comestible de significado religioso. En estos días había procesiones por las principales calles de Roma con la imagen de la diosa. Las vestales y las “matronas” (mujeres influyentes en la sociedad y la economía romana), participaban en ella.


*Vincha: (del quechua wíncha). Cinta elástica gruesa con que se sujeta el pelo sobre la frente.


LA SACERDOTISA 
           En el blog Mujeresabias, portavoz del trabajo de investigación sobre Energía Femenina Sagrada que se realiza en Inkarri, inauguramos el 7 de junio una nueva ventana dedicada a “La Sacerdotisa”. Elegimos esta fecha por ser en la que comenzaban en Roma “La Vestalia”, festejos en honor de Vesta.
           La sacerdotisa es un estado de conciencia que se manifiesta en lo externo de muy diversas maneras: en el servicio de los templos, enviando energía de sanación y paz a la humanidad a través de su oración, danzando la energía sagrada ante la divinidad, sirviendo a sus semejantes…
           La palabra sacerdotisa viene del latín sacerdotissa. Quizá, a lo largo de la historia, algunas que fueron nombradas como tales no lo eran en realidad y otras que no fueron reconocidas como sacerdotisas,  lo fueron, y lo son, muy ciertamente.
           Sacerdotisa es toda aquella mujer que abre las puertas de su vida al Espíritu, a la Sabiduría, al Amor; aquella que transita el camino hacia su sagrado SER.
           Iremos haciendo un viaje a través de los templos antiguos restaurando el recuerdo de aquellas mujeres que conocían y vivían maravillosos conocimientos a cerca de la divinidad.
           La mujer de hoy debe investigar en su conciencia, en su corazón, y encaminar sus pasos hacia la realización de una actualización de su esencia sagrada en esta vida.
           Memorias van surgiendo, conciencia de sacralidad…

Etiquetas: rosamaria

Respuestas a esta discusión

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QUE BUENOOOOOOOO!!!! GRACIAS POR COMPARTIRLO

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